Orgasmo masculino y femenino
Lo has oído muchas veces.
El orgasmo masculino es más intenso, explosivo y extenuante, mientras que el femenino es más difuso, suave y prolongado.
Si no, por qué después de un orgasmo ellos se duermen mientras a ti te entran ganas de hablar?
Éste es otro de los tópicos favoritos de las últimas décadas que pretende establecer diferencias entre los orgasmos de ellos y de ellas.
Pero los estudios fisiológicos del orgasmo en el hombre y la mujer realizados por algunos estudiosos como Masters y Jonson, entre otros, sólo han encontrado
similitudes entre los orgasmos
de unos y otras, salvo las diferencias propias de la anatomía de cada sexo.El orgasmo es el alivio de una serie de tensiones sexuales experimentadas durante el periodo de excitación y de tensiones musculares acumuladas durante ese proceso.
Acontece cuando tras la adecuada estimulación sexual (entre 2 y 4 minutos después de iniciarse como promedio en ambos sexos) se produce una media de diez contracciones de las estructuras pélvicas y genitales (con una duración, cada contracción, de ocho décimas de segundo en ambos sexos).
Parece que la hormona que ocasiona esas contracciones vividas como extraordinariamente placenteras es la misma en ambos casos: la oxitocina (sí, la misma que hace segregar la leche materna e inicia los trabajos del parto en el útero, quizás por eso, algunas mujeres dicen que tienen orgasmos cuando realizan esas tareas).
En el hombre se contraen los conductos deferentes, las vesículas seminales y los músculos que rodean a la próstata.
Y en la mujer se contrae, fundamentalmente, los músculos que rodean a la vagina (y también el útero, por eso muchas embarazadas notan que este se pone duro tras un orgasmo).
Esas contracciones son las que se perciben como muy placenteras. Es lo mismo que si tu chico te muerde suavemente en la nuca. Conseguirá que esos músculos se contraigan y tú sentirás esas contracciones como muy placenteras. Es el mismo principio.
Algunas diferencias entre orgasmo masculino y femenino
La única diferencia biológica entre los orgasmos masculinos y femeninos para un observador ajeno, es que los hombres eyaculan y las mujeres no (bueno, algunas hay que también lo hacen). Sin embargo, orgasmo y eyaculación son dos fenómenos diferentes que, aunque suelen ir juntos, pueden darse por separado. De hecho, son frecuentes las eyaculaciones masculinas que no van acompañadas de placer, del mismo modo que es frecuente que los niños prepúberes tengan orgasmos aunque no sean capaces de eyacular aún.
No son diferentes ni siquiera las formas de describir sus orgasmos los hombres y las mujeres. Se han hecho experimentos al respecto. Algunos autores pidieron a varios hombres y mujeres que describieran sus orgasmos por escrito.
Los autores sustituyeron las palabras identificadoras de género por otras neutras (pene, vagina o clítoris por genitales; esposo o esposa por cónyuge, amante, etc.) y entregaron esas descripciones a numerosos jueces de ambos sexos entre los que había ginecólogos, psicólogos y estudiantes de medicina.
Ninguno de ellos fue capaz de identificar el sexo de la persona que describía su orgasmo con una frecuencia distinta a la esperada por un acierto casual.
Tales hallazgos parecen mostrar que la vivencia subjetiva del orgasmo masculino y del femenino no se expresa verbalmente de una forma diferenciada.
El periodo refractario que acompaña a la reacción sexual masculina no es un fenómeno postorgásmico; se asocia más bien con la eyaculación (y está en relación directa con la edad del sujeto e inversa con la habilidad de la compañera).
Por eso algunos hombres también son capaces de experimentar orgasmos múltiples, antes de eyacular.
La capacidad para sentir orgasmos múltiples es otra diferencia que algunos proponen como básica entre las capacidades orgásmicas de ambos sexos, lo que sólo es relativamente cierto.
Hombres y mujeres tardan lo mismo en tener orgasmos una vez iniciada la estimulación sexual adecuada, ambos notan las mismas contracciones durante el orgasmo (unos las asimilan con el fenómeno paralelo de la eyaculación y otras con el de estremecimiento vaginal), éstas están ocasionadas fisiológicamente por los mismos patrones bioquímicos y hormonales, y se perciben subjetivamente de un modo similar.
No parece, pues, que la experiencia orgásmica tenga género.